Un palacio renacentista con una singular historia.
El Palacio de los Condestables de Castilla se irgue en pleno casco antiguo como emblema de la ciudad por su gran peso histórico. Se comenzó a construir hacia el año 1500, inicialmente como casa fuerte para los Condestables de Castilla, la familia Fernández de Velasco, por orden de Bernardino Fernández de Velasco, con motivo de sus desavenencias con el duque de Nájera. Sin embargo, en 1502 se paralizaron las obras por el desacuerdo de los Reyes Católicos con la construcción de una nueva fortaleza. Estas no fueron reanudadas hasta 1504, cuando Bernardino recibió la autorización para construir, no una casa fuerte, sino un edificio de tipo palaciego en el que no existiera ningún elemento fortificado como barreras o garitas.
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A lo largo de su historia, el Palacio ha albergado a diferentes personajes ilustres debido a la importancia de la familia Velasco en la época. Una de las leyendas locales cuenta que hacia 1511 el Palacio de los Condestables de Castilla albergó a la reina Juana La Loca, de donde parece provenir el cambio de nombre del municipio de “Naharruri”, como se denominaba en la época, a “Casalarreina”. Leyendas aparte, el Palacio fue el lugar donde se alojó el papa Adriano VI en su visita a la villa en el año 1522 para la inauguración y bendición del Monasterio de la Piedad.
Hoy en día, es uno de los ejemplos más representativos del renacimiento en Casalarreina. Sin embargo, requiere una intervención que mejore su estado de conservación y puesta en valor. Desde 2008, cuando quedó parcialmente derruido durante unas obras de restauración, el Ayuntamiento ha intentado impulsar la rehabilitación del Palacio. Sin embargo, al tratarse de un edificio de propiedad privada, estas obras se han complicado a lo largo de los años, dando lugar a un monumento semiderruido, pero en el que aún puede apreciarse la majestuosidad de sus cuatro plantas, huella de su relevante pasado durante la historia casalarreitera.
